A los niños les encanta intentar e imitar todo aquello que hacemos los adultos. Es por eso que, en la infancia es muy común jugar a ser mamás y papás, imitando las tareas que realizamos como por ejemplo, cocinar.

Nosotras como mamás podemos incluir y enseñar a nuestros hijos a cocinar recetas fáciles y sencillas, además no solo estaremos compartiendo un tiempo de calidad en familia, sino que también estaremos favoreciendo el desarrollo de nuestros hijos.

Incluir a los niños en la cocina hace que adquieran y desarrollen competencias y habilidades útiles para la vida cotidiana de un modo divertido y armonioso.

Algunas de las habilidades son:

Competencias comunicativas y del lenguaje

Para llevar a cabo una receta es necesario comunicarse y tener claro los pasos que hay que seguir, los utensilios que se van a utilizar, los alimentos que se requieren, etc. Esto favorece que los niños adquieran una gran cantidad de vocabulario y habilidades para conversar, aprendiendo a escuchar activamente y a razonar.

Habilidades lectoras y matemáticas

Esto favorece de cierta manera al seguir las instrucciones de una receta leyendo y comprendiendo lo leído. Asimismo, ayuda a tener un dominio básico de ciertos conceptos matemáticos para el conteo y la medida de alimentos.

Habilidades sensoriales y perceptivas

El hecho de preparar nuevas recetas ayuda a los niños a descubrir y conocer nuevos alimentos y a experimentar con los sabores, los colores y las texturas de los mismos. Esto es ideal para la estimulación sensorial y pueden llegar a ser capaces de diferenciar los tipos de alimentos, las diferentes texturas y  los distintos sabores que existen.

Habilidades psicomotrices

Aprender a cocinar también proporciona beneficios físicos, al permitir manipular los  alimentos y saber usar ciertos utensilios de cocina. Lo cual influye positivamente en el desarrollo de la motricidad fina, la motricidad gruesa y la coordinación ojo-mano.

Competencias socioemocionales

Al trabajar en equipo, con la finalidad de elaborar una receta, los niños aprenden que, muchas veces, es necesario cooperar y colaborar con otros para conseguir un objetivo común. Además, al sentirse satisfechos con el resultado, los niños comienzan a creer en sus propias capacidades y ganan confianza tanto en ellos mismos como en los demás. Esto les permite que crezcan emocional y socialmente.

Autonomía personal

Aunque se trabaje en equipo, hay que procurar que cada uno de los miembros se encargue de desarrollar alguna tarea de manera individual, de modo que los niños comienzan realizando sus tareas con tu supervisión y con ayuda para que, poco a poco, empiezan a agarrar confianza en la cocina y lleven a cabo las acciones de forma independiente.

Y ahora que ya sabes los beneficios de incluir a tus hijos en la cocina de  forma divertida ¿Cuál será la receta que prepares con ayuda de tus hijos?

Bibliografia: Prádanos-Nieto, A. (2015). La cocina como recurso didáctico en Educación Infantil. Psicóloga, Ana Couñago (Eres mamá).